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sábado, 29 de mayo de 2021

LA RENDICION ANTE EL *YO SOY*

La RENDICION ANTE EL *YO SOY* 

 
 
Es el Mayor Acto de Humildad, Amor y Auto Maestría que uno puede hacer, para un Bien Mayor, para sí Mismo y para TODA LA CREACIÓN... 
 
YO: Me encuentro cansado, agotado… sin energía. Y, no es emocional, porque me siento bien. Sino que siento que es mi mente, la cabeza la que se siente agotada.
SOY: ¿Y sabes por qué?
YO: La última semana, aún así todos los conceptos que tocamos los tenía dentro de mí, los reconozco y sabía, la forma en que los revisamos, en que volvimos a través de ellos, me removieron mucho todos los parámetros de mi existencia.
SOY: Te refieres a las dimensiones…
YO: Sí, a que de repente, vivimos una especie de burbuja. ¿Sabes? Como cuando en la tv dicen “bubuja inmobiliaria”, o cosas así, algo que se infla mucho, que parece demasiado, que crece sin parar, y de repente… plof! …no queda nada. Se pincha, desaparece, revienta. Se produce una crisis, un vacío. De repente, no somos nada, no soy nadie, no soy nada. El cambio de percepción de la realidad, elimina toda creencia del pasado y expectativa del futuro, es como si dijera: vale, ya sé que en realidad no existe nada allí porque todo es uno, y que todas las cosas que existen son partes de mí, de esa unidad esparcida en tiempos y espacios distintos. Tras reconocer todo esto, vives la dicotomía del mayor de los sentidos o el peor de los sinsentidos. Cuando sabes que todo es real, porque en realidad nada lo es… Lo que creía, vidas pasadas, seres de otras dimensiones, maestros iluminados… no existen, no hay Dios ni Diablo, no hay ángeles ni demonios, no hay bien ni mal, y todos los sistemas de valores, desaparecen. Pero aún así existe esa noción de que todo es por algo, y en ese instante, reconoces que no hay algo, que no hay propósito, y… vuelves a caer en la nada. Lo que quiero decir con esto es que, a pesar de entenderlo, estos conceptos se sienten diferentes… como si, tuviese la necesidad de ordenar lo que siento para sentirme bien, y no dejarlo a merced del sinsentido… No sé si se me entiende lo que digo…
SOY: Que aún sabiendo que eres Nada, no te atreves a soltar el Todo.
YO: Sí, eso… El Todo es como ese flotador en el océano, que me permite mantenerme a flote cuando me canso de nadar en el océano del infinito. Es como ese pilar al cual aferrarse ante el viento huracanado de las ideas, para no salir volando. Tengo miedo de soltar el todo y ahogarme en la eternidad…
SOY: ¿Y no te has planteado que tal vez sepas nadar en ella? El temor es lo que no te deja reconocer que no tienes que hacer esfuerzo para flotar, que cuanto más fuerza hagas para aferrarte, más te hundirás, o más te volvarás, pero cuando te dejas llevar como una hoja, flotas… levitas.
YO: Boca arriba… respirando hondo… puedo flotar…
SOY: La única forma de flotar y no hundirte en las olas de un océano, es dejando de luchar contra ellas, y rendirte.
YO: Rendirme… ante… ¿la eternidad?
SOY: ¿Acaso puedes ir en contra de la Eternidad? Te crees capaz de vencerle?
YO: Bueno… no… es algo imposible de vencer…
SOY: Por que lo eterno no tiene enemigos. Todos temen a la eternidad y sin embargo la buscan. La Vida Eterna… La Iluminación, la consciencia plena, todo es eternidad, la Trascendencia es eternidad. Entonces, ¿por qué luchas con lo inevitable? ¿Por qué luchas contra lo que realmente eres aferrándote a una partícula? Porque… amigo, te aferras al flotador cuando eres el Océano.
YO: Tal vez sea por lo que significa rendirse.
SOY: ¿Qué significa?
YO: Soltar, dejar ir, significa ser vencido, como en una batalla, no haber llegado hasta el final, no haber puesto todo lo que podía haber puesto para lograrlo, como irrumpir en medio de un camino, de un proyecto creyendo que me es imposible acabarle, entonces “me rindo”, vuelvo para atrás, o no daré batalla. Rendirse me suena a no tener la suficiente voluntad como para terminar lo que empecé, para mantenerme en pie. Siento que rendirse es ponerse de rodillas, entregar mi poder a otro… y perderlo yo.
SOY: Pues me alegra saber que no saber lo que significa realmente.
YO: ¿Cómo? Entonces… ¿qué es lo que significa?
SOY: Rendimiento. ¿Qué es?
YO: El resultado de un trabajo hecho… Cuánto ha rendido una labor, las horas y esfuerzo puesto para conseguir un producto o resultado.
SOY: Rendimiento viene de la misma raíz que Rendirse, Rendición. En inglés, puedes conocerle como el verbo “render”, que significa “hacer”, producir algo. Renderizar algo es unirlo, producirlo. La palabra Rendición viene del latín “reddere” (devolver) o “surredere” (devolver por debajo). Las palabras latinas “re-” (volver a), “dare” (dar) y “sub” (bajo), hablan de una devolución subyugada, un retorno implícito. Rendimiento es el instrumento que ha sido devuelto, es lo que se ha logrado hacer, lo que retorna a ti por tus acciones y quehaceres. De igual manera, Rendición habla de la acción de devolver lo entregado. Rendirse, pues, define el acto de un individuo de volver sobre sí mismo, sin imponer su fuerza hacia lo externo.
YO: O sea que el acto de rendición sería volver a mí, a lo que yo mismo me entregué sin luchar con el mundo para expandirme… ¿Rendirse sería contraerse?
SOY: Sería Entregarse, cuya palabra gemela etimológimente hablando es Integrarse. Entregarse (cuyo paralelo inglés sería “to submit”: meterse por debajo) es un españolismo de la palabra Integrarse, directamente del latín. Cuando te entregas, te integras, dejas de buscar fuera, aferrarte a agentes externos, a luchar contra molinos de viento, para volver a ti, al centro, al uno que eres, y darte a ti mismo lo que antes dabas a los demás. Rendirse es el acto de integración más propicio para poder flotar en la eternidad.
YO: ¿De qué manera?
SOY: Aferrados a la vida, la supervivencia física ha sido vuestra primer lucha. Y está bien, es natural, necesaria, un proceso lógico y biológico. Hacer lo imposible con tal de permanecer aquí el mayor tiempo posible. Entonces, una vez asegurada la supervivencia, empieza la búsqueda de la trascendencia, del ser recordado, respetado, amado, y comienzan los apegos del alma, a los vínculos, emociones y sentimientos. Y por último, se busca la iluminación, la ascensión, a lo infinito, que se encuentra en la mente, la idea, el sueño, la filosofía, y te aferras a lo que crees, a lo que percibes. Estos tres apegos, se convierten en los pilares de tu existencia, en la clave humana que es la expansión, avanzar, encontrar la utopía, espacando del vacío existencial. Entonces te aferras a ellas como únicas anclas de la personalidad, tus actitudes, emociones y creencias, pasan a formar parte de lo que das de ti al mundo, a la familia, de lo que entregas, y por ello lo defenderás a muerte, con puños y dientes, luchando contra todo aquello que vaya en contra de estas tres manifestaciones de tu ser. En la voluntad de traspasar al infinitu tus actitudes, ponrás una moral, y lucharás contra lo que crees que es malo, contra las acciones opuestas a las tuyas. Buscando ser amado, proyectarás tus emociones a los otros, en la lucha de ser querido y respetado. Así como en la necesidad de saber a tu creencia como verdad, lucharás por hacer que otros le crean, que otros se sometan a tu pensamiento. Pero sólo estás haciendo esto para sobrevivir, luchando con el medio ambiente, para que tu organismo prospere. Y en ello luchas, gastas mucha energía, vives en la pelea constante, moviéndote hacia un destino imaginario, desgastando tu mente, alma y cuerpo. Tratando de no ahogarte, de no perecer. Y entonces te das cuenta que has estado dándolo todo de ti, que has entregado al mundo más de lo que puedes. Y te das cuenta que cuando mayor esfuerzo hacías por conseguir las cosas, menos resultados obtenías, pues desgastabas la mayor parte en luchar con el medio. En lugar de dejarte llevar por la corriente hasta las costas más cercanas, flotando, decidiste gastar toda tu energía en nadar hacia donde creías estaba la tierra firme. Luchando contra la eternidad, dándolo todo de ti, en la batalla por cumplir con lo que tu mente, tu alma y tu cuerpo piden. Aunque…
YO: …los tres son mi personalidad, un simple átomo en medio de la existencia…
SOY: Entonces te das cuenta de que gastar esa energía en un momento innecesario, es tu máxima derrota. Te daré un ejemplo con este mar. Si te conviertes en un náufrago en medio del Atlántico, y las olas te arrastran hacia una dirección, y tú crees que tu hogar está en la otra, harás todo lo posible por luchar y nadar hacia tu hogar. Imagina, pues, que tu hogar está en Argentina, y tú has naufragado cerca de las islas Canarias. La corriente del Caribe te arrastrará hacia el norte, hacia Iberia. Y tú te encuentras a sólo 200km de Tenerife, pero insistes en nadar hacia el sur, sabiendo que allí está tu hogar. Sin esfuerzo, la corriente te llevará 200km al norte, y al tocar Tenerife, habrá 2 aeropuertos internacionales que podrán llevarte de nuevo a Casa en 12 horas. Pero aún así insistes en llevar a cabo la batalla. Y tal vez, esa batalla sea épica, pero será innecesaria. Habéis convertido a la lucha en un sinónimo de honor, de heorísmo, y tenéis terror a rendiros a la corriente, porque creéis que es una derrota. Una falta de honor. Las guerras que habéis vivido, en su mayoría han sido innecesarias, muchos han muerto por defender algo que, de haberse rendido, hubieran podido transformarlo desde dentro sin muertes.
YO: ¿Estás diciendo que la mayoría de las guerras y batallas que tanto honor despiertan en la memoria humana, han sido en vano?
SOY: No en vano, pero innecesarias. Las ideas, creencias, emociones y actitudes a veces hacen de vuestras vidas más cortas sólo por creer que en vivir más y encontrar una forma más natural es un signo de debilidad. Y la debilidad no es un fracaso, sino un sinónimo de fortaleza interior. Reconocer la debilidad ante las circunstancias de la vida, abren puertas a encontrar nuevas fuerzas de apoyo que desconocía. Cuando luchas contra la corriente, es más seguro que mueras muy pronto, abandonando todo lo que podías haber hecho después. Si te dejas llevar por la corriente, te ahorrarás la lucha, y aún así, podrás llegar incluso más rápido a tu casa…
YO: Entiendo, pues, que rendirnos nos acerca más a nuestro objetivo interior que luchar con el afuera.
SOY: Así es. Y con esto no niego la importancia de la lucha, algo de lo que ya hablaremos. La lógica de hoy es: Si fuera está lloviendo y hace frío, en vez de salir en pantalón corto, sin paraguas y demostrar la valentía de “yo puedo con todo”, ¿no era más fácil ponerse botas y agarrar el paraguas, para no tener que vivir luego una semana de gripe en la cama?
YO: La lucha valiente que demuestra el poder en un minuto, puede detenernos por mucho tiempo en sufrimiento…
SOY: A veces es mejor vestirse bien, de acuerdo al clima, y no luchar guerras innecesarias.
YO: Parece difícil, pues hemos sido enseñados a luchar por lo que queremos en la vida, a trabajar duro para conseguir un buen rendimiento.
SOY: El buen rendimiento no se consigue en la lucha, sino en la coherencia, y la coherencia está dentro, y debes entregarte el poder a ti mismo, no demostrar a los otros que puedes, sino a ti, es decir, debes darte la fuerza nuevamente a ti, es decir… Rendirte.
YO: Si me rindo ante el océano, me convierto en una ola…
SOY: Debes aprender cuándo realmente hay que usar la energía, para no gastarla en Molinos de Viento.
YO: “¡Venturoso aquel a quien el cielo dio un pedazo de pan, sin que le quede obligación de agradecérselo a otro más que al mismo cielo!” (El Quijote)
SOY: ¡De rodillas! ¡Ríndete ante mí!
YO: ¡Me rindo! Me dejo caer en los suelos como si los mismos fuesen nubes, soltando el peso y gravedad de mis creencias, de mis sentimientos y mis acciones… Me dejo llevar por la Eternidad…
SOY: Ríndete, y al hacerlo, al fluir con la corriente del océano eterno, recordarás que tú eres parte de él, tú eres una partícula de la eternidad.
YO: Yo Soy la Eternidad… Y sólo puedo descubrirle en la rendición de mi personalidad, entregándome a mí mismo todo lo que entregaba al mundo irreal, ilusorio…
SOY: “No huye el que se retira.” Dijo Don Quijote. El Sueño Eterno es la constante entrega, integración de los poderes. La emoción pisciana no hace más que guiar a la moral humana a dar todo de sí por los demás, por el mundo, por realizar la silenciosa batalla del servicio, de darlo todo, de entregar hasta su alma por el bienestar de los propios. Pero los propios, son uno, son el hogar, y de la misma forma que te encuentras nadando entre la isla y la casa, a veces, la dirección opuesta es el camino más cercano al hogar.
YO: Sirvo más al Universo entero dándome a mí mismo que entregándome a los demás…
SOY: Sólo en esta plena rendición podrás realmente hacer por el mundo lo que esperas.
YO: “Sé el Cambio que quieres ver en el Mundo” (Ghandi).
SOY: Y para lograrlo, debes rendirte ante el mundo entero.
YO: Me rindo… suelto… dejo ir…
SOY: Ríndete, y serás Eterno.
 

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